junio 18, 2021

IIGEA

Instituto de Investigaciones Geológicas y Atmosféricas A.C.

Enjambre sísmico en Michoacán no es señal de nacimiento de un volcán, por ahora.

Desde finales de mayo se ha presentado un nuevo enjambre sísmico en Michoacán, alertando a propios y extraños. Esto debido al rumor que podría ser la señal del nacimiento de un nuevo volcán, tal y como sucedió en 1943 con el Paricutín. Sin embargo, aún es muy pronto para hablar de un fenómeno natural de estas magnitudes, aunque no es una posibilidad que se descarte.

Desde el 29 de mayo, se han registrado 494 sismos con magnitudes que oscilan entre 3 y 4.2 en las cercanías a Uruapan. Este enjambre, es el segundo que se presenta luego del que se manifestó entre los meses de enero y marzo del 2020. En ese tiempo, un total de 3666 eventos fueron registrados, la mayoría de ellos sin ser percibidos por la población, sin embargo el número de sismos contabilizados alertaron a la comunidad científica nacional. Para estudiar mejor el fenómeno, fue instalada una red de sismógrafos, al igual que la realización de estudios geoquímicos en las aguas de manantiales cercanos.

Imagen 01: distribución de los epicentros para el enjambre sísmico en Uruapan en los últimos tres días

Luego de que el primer enjambre sísmico en Michoacán disminuyera, se llegó a la conclusión que el causante fue una intrusión de magma que se desplazaba horizontalmente. Esto viene a recordar el potencial de surgimiento de nuevas estructuras volcánicas en la región conocida como «campo volcánico Michoacán-Guanajuato«. En este, existen un total de 1400 volcanes monogenéticos, y 300 volcanes escudos identificados que han surgido desde hace aproximadamente 10 millones de años atrás.

Demasiado pronto para hablar de un nuevo volcán.

La presencia de sismicidad con una profundidad relativamente baja es uno de los indicios de ascenso de magma, pero no es el único. Para llegar a una conclusión como el nacimiento de un volcán es necesario realizar una serie de estudios geofísicos y geoquímicos en la zona.

Cuando el magma asciende, además de presentarse actividad sísmica, se pueden presentar anomalías gravitaciones y magnéticas. Además que los gases dentro del cuerpo magmático, se mezclan en las aguas subterráneas, cambiando la química de manantiales. Al igual que el agua, la química de los gases cambia, presentando altas concentraciones de dióxido de carbono, sulfuros y otros. Aunque durante el presente enjambre sísmico en Michoacán no se han realizado estudios más detallados, los sensores de deformación del terreno no muestran cambios de importancia. El mismo escenario se presentó durante el año 2020, de ahí que se concluyera que no representaba un riesgo para la población local.

Imagen 02: equipos de detección de deformación cortical pueden dar otras señales del surgimiento de un volcán (Imagen tomada de Earthzine)

Aunque el nacimiento de un volcán es un fenómeno que muy pocas veces se ha visto en el mundo, es necesario mantener una constante vigilancia de la zona. Afortunadamente, y a diferencias de otros fenómenos geológicos como los sismos, las erupciones presentan señales que pueden advertir su incidencia con días o meses de anticipación. Lo mismo ocurrió cuando el volcán Paricutín surgió, meses antes, los vulcanólogos ya sabían que esto se podría presentar, y ahora con las nuevas tecnologías, el monitoreo se ha mejorado marcadamente.

La limitación sería que desconoceríamos el tiempo de duración de una nueva erupción. Estos fenómenos tienen un tiempo de vida limitado, pero dependerá principalmente de la cantidad de magma que llegue a la superficie. El volcán Paricutín se mantuvo activo por más de 9 años, un tiempo bastante largo para un cono de escoria. Otros volcanes como estos han tenido tiempos de vida más cortos, de algunas horas a varias semanas, siendo el factor clave la fuente del magma.

Necesario mantener vigilancia del enjambre sísmico en Michoacán.

Como se ha mencionado, es algo precipitado hablar del nacimiento de un volcán, pero sin duda es una señal que debe monitorearse. El ascenso del magma se debe a un aporte de material desde las profundidades de la corteza. Cuando el magma se abre camino, provoca fracturamiento de zonas débiles. Este fracturamiento se ve manifestado como sismos de magnitudes relativamente bajas, los cuales se van a concentrar en un área y a una profundidad mediamente superficial. Si la cantidad de sismos va en aumento, y la profundidad comienza a ser más somera, comenzaríamos a observar cambios en la superficie. Es ahí cuando ya podemos hablar de una mayor probabilidad del nacimiento de una nueva estructura volcánica.

Antes de 1943, la zona del centro de Michoacán era mayoritariamente rural. La ciudad más grande y capital del estado, Morelia, tenía poco más de 42 mil habitantes, quienes experimentaron la caída de cenizas provenientes del volcán. Actualmente, la población asciende a 410 personas en un radio de 30 kilómetros desde el centro del enjambre sísmico de Michoacán, 10 veces más que hace 80 años. Sumado a esto, existe una gran cantidad de infraestructura relacionada con la industria y las comunicaciones. Sin olvidar que la región circundante de Uruapan es el centro mundial de la producción de aguacate, uno de los bienes más importantes en la economía estatal, el cual representa un ingreso de 3 mil millones de pesos.

El surgimiento de un nuevo volcán en la zona representaría un reto para todos los niveles de gobierno. Sería necesario realizar evacuaciones, buscar refugios adecuados y garantizar condiciones de salud para las personas que pierdan su hogar. Esto sin contar las pérdidas económicas directas, así como las indirectas que vendrían luego de que el fenómeno haya terminado. Sin duda, sería una excelente oportunidad para estudiar procesos volcánicos desde cero, pero las aseguradoras no la pasarían nada bien.

Lo único que queda por hacer es esperar.

El aumento de las redes de vigilancia sísmica en la zona, junto a la facilidad de acceso de la información ha dado una falsa sensación de aumento de estos fenómenos. Al mismo tiempo representa una oportunidad para conocer de mejor forma la dinámica interna de esta zona del país. Ya que estos fenómenos no se limitan al campo volcánico Michoacán-Guanajuato, los datos obtenidos pueden usarse para monitorear otros sitios en el país. Regiones como el campo volcánico de Chichinautzin, al sur de la Ciudad de México, o áreas cercanas a los grandes volcanes activos del centro del país pueden experimentar el nacimiento de un volcán monogenético.

Conocer de mejor forma los procesos que anteceden a estos fenómenos pueden ayudar a prevenir la pérdida de vidas humanas y reducir el costo económico. Sobre todo en un país tan dinámico como lo es México, donde 5 placas tectónicas convergen y han modelado el paisaje sobre el cual nos encontramos. Y aunque el actual enjambre sísmico en Michoacán aún se encuentra en proceso, este no ha presentado señales de preocupación. Sin embargo el monitoreo constante por parte de las instancias pertinentes es esencial, para que en el caso de tener un nuevo miembro en la lista de volcanes, este no nos tome por sorpresa.

Instituto de Investigaciones Geológicas y Atmosféricas. A.C.

Escucha nuestro podcast donde hablamos sobre el Campo Volcánico de Michoacán-Guanajuato